}
¿Cómo reducir la huella de carbono en casa?
Los científicos y expertos en el clima han advertido que es necesario tomar medidas urgentes y ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar los peores impactos del cambio…
Según los datos internacionales, el consumo mundial de energía eléctrica continúa creciendo más rápido que la población mundial, lo que indica un aumento del consumo de electricidad per cápita.
Por ello, en este artículo, hablaremos sobre la generación de energía eléctrica con gas, una de las fuentes energéticas clave en la transición energética.
En este sentido, cabe mencionar que la mayor parte de los consumos de energía eléctrica se atribuyen al ámbito doméstico (iluminación, electrodomésticos), así como al ámbito industrial (líneas de producción) o al transporte.
Este aumento de los consumos energéticos lleva intrínseco un aumento de las emisiones contaminantes que se expulsan a la atmósfera. En este contexto, y ante una situación de crisis climática, resulta necesario adoptar medidas orientadas a la eficiencia energética y al impulso de las energías limpias.
Según datos de la Red Eléctrica de España (REE), en el año 2020 la demanda de energía eléctrica en España ascendió a un total aproximado de 250.000 gigavatios hora (GWh).
Durante el conjunto del año, las energías renovables aumentaron un 12,8% y llegaron a representar el 44% del total de la energía consumida en España. Así, de los 249.819 GWh consumidos, un total de 110.450 GWh procedían de recursos naturales como el agua, el viento o el sol. Con estos datos, 2020 se consolidó como el año más verde desde que hay registros a escala nacional (2007).
Pese al crecimiento de las renovables, sigue siendo necesario combinarlas con otras fuentes, debido a su funcionamiento (todavía irregular) o a las menores horas de producción frente a las energías convencionales. Esta combinación se enmarca en el concepto de mix energético.
La aportación del carbón al mix energético ha sido la más baja desde que existen registros. Junto a las renovables, el gas también reforzó su papel en la generación eléctrica, consolidándose como el principal respaldo de las energías renovables.
La electricidad se genera en centrales transformadores, capaces de convertir las fuentes de energías primarias (renovables o no renovables) en energía eléctrica.
Entre todas las energías primarias no renovables, el gas se considera uno de los grandes aliados para la transición energética. Sus atributos lo definen como una energía eficiente, versátil y respetuosa con el medio ambiente.
La generación eléctrica a partir de gas puede producirse desde centrales termoeléctricas de ciclo convencional o desde centrales termoeléctricas de ciclo combinado.
También se puede generar electricidad a partir de gas a través de la micro-generación, una producción combinada de energía eléctrica y térmica a partir de una única fuente de energía primaria, con pequeña potencia.
Las centrales de ciclo combinado utilizan una turbina de gas, que funciona a través del calentamiento por combustión de aire comprimido y que permite aprovechar el calor residual a través de un ciclo de vapor.
Cuando los gases se expanden en la turbina, se genera un trabajo (energía mecánica) que es convertido en energía eléctrica por un alternador. Cuando los gases salen de la turbina, lo hacen a una temperatura superior a 600º. Este calor se aprovecha en una caldera de recuperación, generando vapor. Cuando los vapores se expanden en la turbina, se genera un trabajo (energía mecánica) que también se convierte en energía eléctrica.
El uso del gas como combustible en la generación eléctrica en centrales de ciclo combinado presenta dos grandes ventajas: una mayor eficiencia energética y un menor impacto medioambiental.
El ciclo combinado (turbina de gas y turbina de vapor) permite un óptimo aprovechamiento del calor de combustión, por lo que se obtiene un rendimiento superior al 55%. En las centrales térmicas, por ejemplo, el rendimiento no supera el 35%.
Por otro lado, las centrales de ciclo combinado son más flexibles que las de ciclo convencional. Pueden trabajar a plena carga o "a medio gas”, según las exigencias.
La planificación energética es un instrumento de la Administración que pretende servir de ayuda para encauzar, racionalizar y facilitar la aplicación de la política energética. Su fin primario es garantizar el suministro energético en todo el territorio nacional, en condiciones de competitividad y sostenibilidad.
La energía es clave para el desarrollo económico y, por tanto, garantizar un suministro estable y económico es vital para la prosperidad del territorio. Eso sí, los planes internacionales han definido el rumbo hacia una economía descarbonizada, basada en las energías limpias y no contaminantes. Nos dirigimos hacia sistemas bajos en carbono, donde las renovables deberán incrementar sus aportaciones, con el complemento imprescindible del gas.
En lo referente a la generación eléctrica a partir de gas, las centrales de ciclo combinado compiten, en la cobertura de la demanda de energía eléctrica, por el mismo puesto de generación térmica que las centrales de carbón.
En un contexto de transición energética, el potencial del gas (natural y propano) es enorme. Como decíamos, se trata de una energía económica, eficiente y que cuenta con un elevado poder calorífico.
Además, es una de las energías fósiles menos contaminantes. En la actualidad existen, de hecho, soluciones de gas 100% renovable, como el biometano o el biopropano.
Si deseas minimizar el impacto medioambiental de los consumos energéticos en tu hogar o negocio, así como beneficiarte de las ventajas del gas, no dudes en ponerte en contacto con nuestro departamento comercial para que podamos proporcionarte información sin compromiso.
}
}
}