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Eficiencia energética en edificios: cálculo, certificación y mejora

Eficiencia Energética En Edificios Cálculo, Certificación Y Mejora

Con el objetivo de proteger el medio ambiente a través de una reducción del consumo de energía surgen otros conceptos como la eficiencia energética en edificios, la cual nos permite saber si nuestro edificio o vivienda es eficiente desde el punto de vista energético.

Minimizar las cantidades de energía consumida para satisfacer unas necesidades específicas es lo que se conoce como eficiencia energética, un elemento esencial para lograr hacer de este mundo un lugar sostenible.

¿Qué es la eficiencia energética en edificios y cómo se calcula?

La eficiencia energética de un edificio hace referencia a la manera en que se gestiona la energía consumida de una vivienda, es decir, nos permite conocer si un edificio o una casa es eficiente desde el punto de vista energético.

Actualmente, la eficiencia energética en edificios sigue siendo una asignatura pendiente en España y Europa. Y es que, según los últimos datos proporcionados por Rehabilitar el Futuro, asociación que agrupa a los principales actores del sector de la eficiencia energética como la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE) o la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética (A3E), un 80% de los edificios en España es enérgicamente ineficiente y es responsable, aproximadamente, de un 40% del consumo de energía y de un tercio de las emisiones de CO2. En el ámbito europeo, son ineficientes entre un 70% y un 90% de los edificios.

Pero, ¿cómo se puede medir la eficiencia energética de un edificio? Para hacerlo, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo del Gobierno de España, establece que para determinar la eficiencia energética de un edificio hay que calcular el consumo de energía necesaria para satisfacer anualmente la demanda energética del edificio en unas condiciones normales de funcionamiento y ocupación. Esta medición se expresa de forma cualitativa o cuantitativa a través de distintos indicadores, índices y calificaciones.

Normalmente, los datos expresan unos valores finales de consumo de energía medidos en kilovatios hora por metro cuadrado (kWh/m2 año) y en kilogramos de CO2 por metro cuadrado de vivienda (kg CO2/m2 año), los cuales se corresponden con una letra de la escala de eficiencia energética, que diferencia entre 7 valores distintos para definir los edificios de mayor a menor eficiencia.

Certificación y clasificación energética de un edificio

En función de los valores finales que se obtenga del cálculo de la eficiencia energética, se proporciona un certificado energético que establece cómo de eficiente es un edificio o vivienda mediante una letra de calificación. Como hemos comentado, esta escala establece 7 valores distintos, expresados de la “A” a la “G”, donde una vivienda con clasificación energética “A” es aquella con mejor eficiencia energética y “G” aquella ineficiente energéticamente.

Las diferencias en el consumo energético entre las diferentes letras de calificación son considerables. Así, una vivienda eficiente con clasificación energética “A” consume hasta un 90% menos de energía que una con la etiqueta “G”, una de tipo “B” hasta un 70% menos y una de clase “C” hasta un 35% menos.

En este sentido, actualmente en España la mayoría de los edificios tienen una calificación E, F o G, de modo que estamos ante una mayoría de edificios ineficientes en términos energéticos.  

 

¿Cómo mejorar la eficiencia energética de un edificio?

Como elemento fundamental para la lucha contra el cambio climático y para lograr una transición energética eficiente y justa, es esencial que el parque de edificios sea eficiente energéticamente hablando, ya que, como hemos comentado, es el responsable del 40% del consumo de energía final y de un tercio de las emisiones de CO2 en España, lo que contribuye al calentamiento del planeta.

En la eficiencia energética de un edificio intervienen muchos factores como puede ser el agua caliente sanitaria usada, los tipos de calefacción, la ventilación, la iluminación, etc. Por ello, son distintas las medidas que podemos aplicar cuando, a pesar de que no se vaya a llevar a cabo una rehabilitación energética integral, podamos ahorrar energía en las viviendas y lograr tener unos edificios más eficientes energéticamente:

  • Aprovechar las obras y/o mejoras que se vayan a realizar en el edificio o vivienda: siempre que se pueda, será una buena opción para aplicar medidas de eficiencia energética como mejoras en el aislamiento o los sistemas de climatización.
  • Renovación de los sistemas energéticos: para mejorar la eficiencia energética de una vivienda, es esencial sustituir o cambiar los sistemas de calefacción, ventilación, aire acondicionado, iluminación o electrodomésticos anticuados y energéticamente ineficientes. En este sentido, sustituir la iluminación por una de tipo LED o cambiar a sistemas eficientes de calefacción como las calderas de condensación a gas propano pueden ser la solución perfecta, gracias a su alta eficiencia y a las menores emisiones de CO2.
  • Mejoras en el aislamiento y la estanqueidad: es muy importante tener un buen aislamiento para no malgastar energía. Por ejemplo, las mejoras en aislamiento en una comunidad de vecinos pueden conllevar un ahorro de hasta un 50% de la energía consumida por los sistemas de climatización. Así, hay que tener en cuenta el aislamiento de las fachadas, las envolventes y los puentes térmicos, las cubiertas, cambiar ventanas, etc. Todo ello supondrá una mejora de la eficiencia energética, ya que se logrará conservar el frío o el calor que se genere en la vivienda y aislarla del exterior, manteniendo la temperatura sin un consumo excesivo de energía.
  • Fuente de energía e integración de energías renovables: la eficiencia energética de un edificio dependerá, en gran medida, del tipo de energía utilizada ya que no todas son igual de eficientes ni sostenibles. Por ello, otra opción para mejorar la eficiencia energética de una vivienda o edificio es incorporar el uso de energías de origen renovable como la energía solar, la aerotermia, la biomasa o el biopropano, entre otros. Se trata de encontrar una energía que mejore la eficiencia energética gracias a sus características y que, al mismo tiempo, permita reducir las emisiones de CO2.
  • Pequeñas acciones del día a día: además de las anteriores medidas, aplicando cambios en nuestras acciones del día a día también podemos mejorar la eficiencia energética de nuestra vivienda. Por ejemplo, con el aprovechamiento de la luz natural, la orientación de la casa, utilizar termostatos o cocinar de forma eficiente, entre otros, podrás también ahorrar energía y mejorar la eficiencia energética.

Y tú, ¿sabes cómo de energéticamente eficiente es tu vivienda? ¿Has probado a mejorarla? ¿Has pensado en cambiar de suministro energético?